Opinión

Pensiones de miseria en Japón, y en EE.UU. temblando

Imagen creada por IA.

Regreso de un viaje a Japón fascinado por la cultura que me he encontrado allí, de un país que combina a la perfección la última modernidad con la tradición más ancestral. Pero, como siempre, algo que no te gusta vas a ver, y que puedes criticar. Pues cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar, y esto ha sido la situación de muchas personas mayores que he visto en Japón. Se ven muchas personas de avanzada edad trabajando en empleos bastante precarios: limpiezas, jardinería, seguridad… Y es que, en el país que es la cuarta economía del mundo, las pensiones no llegan.

La pensión media en Japón es de 800 euros mensuales, pero las mínimas son mucho menores que eso, claramente insuficientes para vivir, lo que fuerza a los ancianos a trabajar. El sistema es similar al español, con cotizaciones por parte de los trabajadores en activo para pagar las pensiones de los jubilados actuales. Al igual que en España, se diferencia en dos grupos: las de los asalariados y las de los autónomos, siendo estas últimas, como aquí, las grandes perjudicadas.

Uno se sorprende al llegar a Japón por la alta densidad de población del país: alrededor de 120 millones de personas en una isla que tiene un tamaño poco mayor que la mitad de España. Uno sale en tren de una gran ciudad para conectar con otra, y después otra, sin un descanso de naturaleza o descampado, salvo donde el desnivel o el cauce de los ríos o el mar hace imposible la construcción de viviendas.

Esta enorme densidad de población te hace comprender cómo Japón se vio empujado al colonialismo del sudeste asiático en el siglo XX, lo que le llevaría a un conflicto bélico con EE.UU., con consecuencias catastróficas para ellos, como todos saben.

Tras la Segunda Guerra Mundial, viendo que sus límites geográficos eran los que eran, limitados a la isla que tienen, se aplicaron políticas de reducción de la natalidad. No impuestas sobre la población, pero sí fomentadas desde el gobierno desde la década de los 50 hasta los 80. A partir de los años 90, siendo conscientes de las tensiones demográficas que esas políticas estaban causando, el gobierno japonés intentó ahora revertir la situación con políticas para aumentar la natalidad. Desde entonces hasta la actualidad, sin conseguirlo: la natalidad sigue descendiendo y cada año se marca un nuevo mínimo histórico de nacimientos.

La emigración, que podría ser la solución, tampoco lo está siendo. El gobierno de Japón, con tal densidad de población, no está muy abierto a la inmigración y no la favorece, siendo actualmente los inmigrantes tan solo un 2,5 % de la población total.

Por tanto, aunque nadie escarmienta en cabeza ajena, la lección es simple: o hacemos políticas que favorezcan la natalidad, o favorecemos la inmigración, o ambas cosas a la vez, o nos tocará a muchos trabajar de ancianos. Eso, o subimos las cotizaciones a las empresas y autónomos, y nadie quiere oír hablar de pagar más impuestos.

El gobierno de nuestro país hace poco implementó incentivos para trabajar más allá de los 67 años, diciendo que será siempre voluntario para compatibilizar la pensión con el sueldo, viniéndonos a decir que esto se hace para trabajos vocacionales, como profesores o médicos que quieren seguir trabajando… Bien, lo que vemos en Japón es que no es para esos trabajos, sino para quienes les ha quedado una peor pensión, y no es tan voluntario, pues si no compatibilizas la pensión, no comes. Así que la decisión de seguir trabajando más allá de la jubilación se toma bastante coaccionada por la necesidad.

Y ahora puede llegar un listo y decir que esto es un fallo del sistema de pensiones por ser, lo dicho hasta el aburrimiento, “una estafa piramidal”, al tener que pagar los trabajadores de hoy las pensiones de los jubilados de hoy, sin saber quién pagará las suyas mañana.

Bien, en Estados Unidos ya no funciona ese sistema de reparto, sino que las cotizaciones del trabajador se invierten mediante un fondo de pensiones privado en bolsa. Pues bien, solo en estos días, por las turbulencias que han creado las declaraciones de Trump sobre los aranceles, las caídas en bolsa han provocado unas pérdidas en pensionistas de un 12 % a un 18 %, y el pánico entre ellos (aunque eso da para otro artículo). ¿Alguien se acuerda de lo que ocurrió cuando quebró Lehman Brothers en 2008, y por arrastre el IBEX 35 cayó de los 15.000 puntos a los 7.000, perdiendo los que tenían sus ahorros invertidos en la bolsa española un 50 %? Pues imaginen su pensión reduciéndose al 50 % en unos días si tuviéramos ese sistema.

Tenemos uno de los mejores sistemas de pensiones del mundo, pero natalidad e inmigración son imprescindibles para sostenerlo, y, a diferencia de Japón, nos sobra espacio en España para meter más gente.

3 comentarios en «Pensiones de miseria en Japón, y en EE.UU. temblando»

  1. Lo fundamental del tema de las pensiones y en general de los servicios públicos (sanidad, educación, dependencia, etc), es el cómo se reparte la riqueza de un país. Si permitimos que la acaparen unos pocos o corregimos las desigualdades (cada vez mayores) para que todo la gente tenga sus necesidades básicas cubiertas. Para ello, es necesario profundizar en la democracia política y económica, que es el camino contrario de los tiempos que estamos viviendo.

    Responder
  2. En este estado, cotizamos todos, trabajadores por cuenta ajena que superan un mínimo, autónomos que cotizan lo que estiman, y pensionistas, según lo que reciban, quienes no cotizan son las llamadas «clases pasivas», que reciben su salario o pensión directamente e íntegramente de «tesorería gral», sin descuento del IRPF por cuenta de la AT.

    Responder
    • Eso de que los pensionistas reciben su pensión integra es una falacia. Hay descuentos en el IRPF, tributando como cualquier otra persona a la AEAT.

      Responder

Deja un comentario

No dejes ni tu nombre ni el correo. Deja tu comentario como 'Anónimo' o un alias.

Te recomendamos

Buscar
Servicios