Respeto, protección, valoración e inversión. Cuatro palabras con un significado muy claro y múltiples repercusiones que resumen muy bien lo que queremos y reclamamos las enfermeras con motivo del Día Internacional que dirige todas las miradas hacia nuestro colectivo.
En toda moneda hay un anverso y reverso y nosotras, este año, la lanzamos al aire mirando de cara a los problemas y proponiendo soluciones para cambiar realidades que no solo nos frenan y perjudican a nosotras sino a cualquier persona que requiere de nuestra atención en un hospital, centro de salud o cualquier otro ámbito.
Somos la profesión del cuidado y la ejercemos después de una larga formación y especialización, de cuatro a seis años, que implica la adquisición de conocimientos científicos, técnicos y éticos en la atención al paciente.
A pesar de ser históricamente desvalorizado e invisibilizado por considerarlo ‘femenino’ o ‘domestico’, el cuidado no es un rol pasivo ni secundario. Se trata de una función autónoma y esencial que mejora y salva vidas.
Sin nuestro trabajo, sencillamente, ningún sistema de salud funcionaria y gracias a él, pese a apagones, pandemias o conflictos, sigue latiendo y manteniendo su pulso.
Las enfermeras somos Grado universitario y tenemos los mismos créditos ECTS (240) que la mayoría de las titulaciones universitarias, pero no estamos incluidas en la misma clasificación profesional. Permanecemos en el subgrupo A2 y, además de no poder acceder a determinados puestos de gestión y responsabilidad, no somos reconocidas salarialmente como nos corresponde.
Por ello, pedimos respeto y reconocimiento. Es una cuestión de justicia y coherencia con las competencias y responsabilidades que tenemos. Si otras profesiones con igual nivel formativo sí lo tienen, no es lógico ni entendible que nosotras sigamos esperando a que se produzca.
Queremos también ser protegidas y que se asuma la penosidad y riesgos laborales que afrontamos cada día. Sufrimos una permanente sobreexplotación laboral motivada por plantillas insuficientes que mina nuestra salud y nuestro trabajo. También jornadas extenuantes, contratos temporales, agresiones personales…
Necesitamos poder trabajar en entornos laborales seguros y con ratios adecuadas de pacientes. Dos leyes propuestas por nuestro sindicato, la de ratios enfermeras y la de violencia en el ámbito sanitario, son parte de la solución y aún están a la espera de ser aprobadas en el Parlamento.
Hemos reclamado, asimismo, el derecho a poder jubilarnos de manera anticipada y voluntaria como ya pueden hacerlo otros colectivos profesionales que comparten con nosotras situaciones permanentes de penosidad y peligrosidad. Seguimos también a la espera.
En Castilla y León, necesitamos que se invierta más en nuestra profesión, porque hacerlo es avanzar hacia una sanidad de calidad, eficiente, equitativa y centrada en las personas. Ese es nuestro único objetivo y debería serlo también de la Junta de Castilla y León.
En este Día Internacional de la Enfermera, volvemos a poner el foco en una realidad que, no por ser cierta, es lo suficientemente conocida y valorada. Las enfermeras somos clave en posibilitar una atención directa al paciente, continuada y cercana, que repercute directamente en su satisfacción y recuperación.
También gestionamos eficazmente y optimizamos los recursos para mejorar los índices de altas precoces o aumentar el aprovechamiento de los equipos de infraestructura y tecnología sanitaria.
En definitiva, invertir en enfermeras, respetarlas, valorarlas y protegerlas es esencial para garantizar una atención segura y de calidad. Sin un adecuado reconocimiento y unas condiciones laborales dignas, no hay salud posible.
Por. Mercedes Gago, secretaria general de Satse Castilla y León
2 comentarios en «Invertir en enfermeras, garantía de salud»
Invertir en enfermeras defendiendo sus derechos, sin embargo, no lo vemos las enfermeras de Salamanca desde el sindicato de enfermería. Se nos deniegan permisos (permisos sin sueldos, libres disposición…), nos cambian las condiciones de trabajo constantemente (horarios, días de descansos…), dificultad para el desarrollo de la carrera profesional y así un sin fin de derechos. Y vas al sindicato y hombros encogidos y eso si con buenas formas y palabras te dan largas y con suerte te llevas algún regalin. Queremos un sindicato que nos apoye y defienda día a día los derechos adquiridos sólo pedimos que se aplique la orden de permisos y vacaciones, conciliación familiar y claro que quiero el A1 pero si luego me lo van a pisar como otros derechos… en el artículo se habla de penosidad y peligrosidad… llevo más de 20 años haciendo noches todos somos conocedores del deterioro de la salud y de que nos roban vida, nunca entendí que al hacer algunas noches tengo que hacer más horas de jornada anual. No quiero ser indiscreta ni mal educada pero cuantos años de noches ha hecho la que firma el artículo?
Respeto, protección, valoración e inversión. Cuatro palabras fáciles de decir pero las enfermeras de Salamanca no conocen.
Respeto: desde la administración… y digo administración y no supervisoras, continuo pisoteo de los derechos.
Valoración: cada vez más difícil es tener méritos para la carrera profesional.
Inversión: para enfermería todo son pegas… poco más que decir.
Protección: a los riesgos que estamos expuestas, químicos, biológicos, físicos… no hay reconocimiento (económico ni en la jubilación)
En fin… Las enfermeras tenemos que empezar a movermos sino lo hacemos nosotras mismas no creo que lo hagan los sindicatos que no viven la realidad y han olvidado (algunos llevan más de una década de delegados) lo que es lidiar con la profesión, conciliación familiar…