[dropcap]D[/dropcap]espués de “El Capital” de Marx la definición de trabajo no podríamos entenderla si no es asociada al concepto de producción. Si no hay producción por tanto podríamos decir que no hay trabajo y aquí podemos entender el trabajo y la salud desde dos puntos de vista.
Por un lado, estar en el circuito de la producción, es decir, el trabajo produce salud, por lo tanto trabajar produce salud y si no vean lo difícil que le resulta a la mujer entrar en el circuito de la producción y no sólo en el de la reproducción. Por otro lado, está la cuestión de que desde el psicoanálisis la salud es algo que se produce y, por lo tanto, como toda producción lleva un trabajo, es decir, trabajar de un modo produce salud y hacerlo de otro produce enfermedad.
De cómo el trabajo también permite unas relaciones más sanas, por ejemplo, digamos entre las parejas, ya que la única manera en la que no se establezcan relaciones de sometimiento o de intercambios que permiten y a veces ocultan este sometimiento es que cada uno de los miembros produzcan su propio dinero, es decir que cada uno de los miembros trabaje, porque las mujeres en muchos casos aguantan situaciones determinadas porque reciben dinero de su cónyuge y este sostiene la economía familiar. En otras también vemos que es menos penoso para la mujer ese sometimiento que trabajar, mantener esa situación enferma, pero no podemos dar a esa relación como tal una denominación de saludable.
No es menos cierto que, aun sabiendo que el trabajo nos introduce en otra vida, aun sabiendo que un mejor trabajo nos permite otra vida, no todo el mundo quiere una vida mejor porque tener una vida mejor implica dejar de quejarse y todos somos un poco masoquistas. Si tengo un trabajo mejor al menos de eso no voy a poder quejarme.
M.CARMEN GARCIA MATEOS
Psicóloga-psicoanalista 651831296