Quiso la reina del cielo que aquel palomar se transformara en una Torre Morisca donde una joven morena, de pelo largo hasta la cintura, muy bella, hilara un copo de oro y Juan Íñigo, mozo de la nobleza salmantina se enamorara de ella.
Una noche de Agosto con la luna llena y cuando todas las puertas de la ciudad habían sido cerradas por el clavero, Juan sin Miedo -que así era llamado por sus amigos- dejó sigilosamente su palacete y escaló los muros de la cerca vieja para llegar a la torre atraído por el resplandor que de ella salía.
Una vez que hubo logrado salir de la ciudad amurallada, pudo entrar por la puerta entreabierta de la única torre que los cristianos no derribaron de los moriscos que antaño convivían pacíficamente entre ellos, cada uno con su religión y sus rezos y costumbres.
Subió las angostas escaleras y allí la vio, única, hermosísima, tejiendo su copo de oro. La luna de Agosto arrancaba destellos y estos salían por ventanas y celosías.
Quiso declararle su amor, quiso acercarse tanto a la moza que sintió su perfume, quiso abrazarla pero un haz de luna lo cegó y aún siendo muy valiente quiso huir por las empinadas y estrechas escaleras.
El infortunio hizo que Juan Íñigo rodara escaleras abajo y se abriese la cabeza. Cuando al día siguiente la guardia de la ciudad hizo su recorrido a primera hora de la mañana, allí encontraron al joven más para el otro barrio que para el de los mortales.
Avisaron a su familia y fue llevado a su casa inconsciente. Cuando volvió en sí, no recordaba nada de aquella noche aunque repetía insistentemente, ¡la vi, la vi, la vi!.
Su madre rezaba continuamente a la Virgen de la Vega para que su hijo retornara a la cordura pero los galenos dijeron que Juan Íñigo, Juan sin Miedo, había perdido el juicio para siempre, sufría dos terribles males: el mal de amor y el mal del juicio…para el resto de su vida.
Unos juglares que escucharon esta bonita historia de Salamanca le compusieron unos versos para que fuera por siempre recordada:
«Una mora me enamora, y no es mora de nación, es mora porque ella mora, dentro de mi corazón».
Por. José Luis Salamanca.
(Se ruega escucharla a la luz de luna a la entrada del barrio de los Milagros donde hay una puerta ancha para que entre el amor y otra estrecha para salir destrozado por él)
1 comentario en «El cuento inspirado en la torre morisca»
José Luis Encinas, el Paco de Lucía salmantino. Grande, muy grande hacen que Salamanca sea la capital más flamenca de Castilla y León