Opinión

La Universidad de la Experiencia

Una persona escribiendo. Imagen de Anna en Pixabay

A Mª Tere Ramos, alma de la Universidad de la Experiencia

Soy profesora desde hace más de treinta años. Tres décadas consagradas no solo a la enseñanza, sino a una forma de estar en el mundo, de mirar, de escuchar, de relacionarme con los otros desde un lugar que exige entrega, atención y una fe inquebrantable en el poder de las palabras. Enseñar no ha sido para mí una elección puntual, sino una manera de vivir, una brújula íntima que ha orientado (y orienta) mis días incluso en medio de las tormentas.

Cuando una crece en un hogar donde la vocación se respira como el pan recién hecho, cuando los silencios están llenos de tiza y los gestos se afinan con la paciencia del aula, es casi imposible no quedar marcada. En mi caso, fue una herencia callada pero poderosa, tejida en los gestos cotidianos de mujeres que entendían el mundo a través de la enseñanza. Mi madre, mis tías, más tarde mis hermanas: todas maestras, profesoras, tejedoras de futuro, arquitectas de pensamiento. Esa cadena invisible, urdida con ternura y rigor, me alcanzó como si siempre hubiese sabido que ese era mi lugar en el mundo.

“Entre un sabio y un niño/ el niño siempre elige al compañero”, ha escrito –a partir de una idea del padre ManjónJavier Gilabert. ‘Maestro’ es, para mí, una de las palabras más bellas del idioma. No solo por su musicalidad sobria y serena, sino por el universo simbólico que encierra. Ser maestro no es ejercer un oficio: es encarnar una forma de vida, de responsabilidad amorosa. Es sembrar sin esperar la cosecha, confiar sin garantía, ofrecer sin exigir. Hubo un tiempo –quiero pensar que no del todo perdido– en que el maestro era un faro. Alguien cuya palabra pesaba, no por imponerse, sino por su templanza. Alguien que señalaba, más que un destino, una dirección: la del pensamiento propio, la del discernimiento, la del asombro.

Todas esas ideas están en el origen de las palabras que ahora utilizamos en este ámbito: ‘educar’ tiene una relación etimológica con la palabra latina ducere, cuyo significado es guiar; ‘docente’ también procede del latín, doc?re (enseñar) y, a su vez, nuestro “enseñar” procede del latín insign?re, que significa señalar… El faro que ilumina y guía se encuentra, al fin y al cabo, en el fondo del sentido de todas estas palabras.

Hace más de tres décadas elegí este camino sin vacilación. No fue una decisión razonada –como digo– sino que fue algo más profundo: una certeza que no necesitaba argumentos. Desde entonces, han pasado por mis aulas cientos de alumnos. Jóvenes inciertos, llenos de preguntas, que con el tiempo fueron encontrando su voz. He sido testigo de esa transformación silenciosa: de cómo se afilan las ideas, de cómo se ensancha la mirada, de cómo una chispa se enciende en medio de la duda. Y eso, lo confieso con una gratitud serena, me ha hecho profundamente feliz. Y lo sigue haciendo.

A pesar de los vaivenes de los sistemas educativos, de las reformas apresuradas, de los laberintos burocráticos que a veces parecen ignorar a las personas que habitan las aulas, sigo creyendo en este camino. Sigo encontrando sentido en cada clase, en cada alumno que pregunta con honestidad, en cada conversación que se convierte en revelación compartida. Sigue Gilabert, en el poema El buen maestro: “Saber ser niño es parte del oficio/ descubrir el misterio de las cosas,/ ponérselo en bandeja”.

Y, sin embargo, entre todas las experiencias docentes vividas, hay una que brilla con luz propia: la Universidad de la Experiencia. Allí ocurre algo distinto, algo que escapa a los esquemas tradicionales. No se trata solo de enseñar, de orientar a personas que, al fin y al cabo, ya tienen una edad forjada a base de decisiones personales, se trata de encontrarse. De dialogar con quienes traen consigo no una promesa de futuro, sino el peso –y la riqueza– de una vida ya vivida. Allí la enseñanza adopta otro ritmo, otro tono, más pausado, más hondo. La edad no es una barrera, sino una forma de sabiduría que se comparte sin arrogancia.

Mis alumnos de la Universidad de la Experiencia no son simplemente alumnos. Son compañeros de travesía, cómplices de una pasión compartida. Pero mi trabajo con ellos lo hago con temor de no estar a la altura de lo que esperan y necesitan de mí en sus diversas situaciones vitales. Preparar sus clases demanda mayor trabajo que hacerlo con los jóvenes que quieren graduarse, aunque ambos grupos exigen una responsabilidad enorme a todo educador. Los jóvenes son como hojas en blanco sobre las que escribir puede resultar sencillo; los mayores son como un palimpsesto sobre el que ya se escribió y ahora se vuelve a escribir sobre lo previamente borrado.

Los conduzco con ternura hacia los territorios de la literatura que me han acompañado desde siempre, hacia las palabras que me han salvado en tantas ocasiones. Estos se acercan a esos textos con una avidez serena, sin prisa, con una alegría inusitada. Me escuchan casi con veneración (y hasta me aplauden al final de cada clase), pero también me interpelan, me iluminan con sus preguntas, con sus recuerdos, con la hondura de sus vivencias. Con ellos, la vocación se me renueva; no envejece, se acrecienta. En cada clase siento que doy algo esencial de mí, pero lo que recibo a cambio es infinitamente mayor.

Es una comunión rara, difícil de describir con justicia: un intercambio de afecto y conocimiento, de respeto mutuo y alegría compartida. Es, casi, como el esplendor de una luz que el profesor hace nacer “en la noche oscura”, como escribió Gabriela Mistral. No hay pretensión ni urgencia, solo el deseo genuino de entender, de conversar, de seguir aprendiendo. Y, tal vez por eso, es allí donde más plenamente he comprendido lo que significa enseñar.

“Sin duda es más difícil descender,/ hincarse de rodillas, de manera/ que queden nuestros ojos a su altura,/ tratar de averiguar qué necesita,/ dejar que de la mano él nos guíe”, continúa Gilabert… Porque enseñar, cuando se hace desde el corazón, no es transferir saberes, sino encender presencias. Y en la Universidad de la Experiencia, he aprendido que nunca es tarde para que una vida vuelva a florecer, ni para que una profesora se sienta, al fin, completamente alumna.

36 comentarios en «La Universidad de la Experiencia»

    • Gracias de corazón por tu fantástico testimonio sobre el proyecto de la EXPERIENCIA y la innegable labor de Mari Tere, pero sobre todo por tus elogios hacia nosotros como alumnos,que curso tras curso (algunos más de 20) tenemos el privilegio de escucharte y disfrutar de ese entusiasmo que transmites en tus clases que siempre se nos hacen cortas, gracias de nuevo por tu cercanía e interés hacia nosotros.

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  1. Asunción no solo es una magnífica maestra es de una sensibilidad infrecuente que brilla en su poesía y en todo lo que hace.

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  2. Una suerte teneros a las dos. Hermoso reconocimiento, Asunción, a una mujer que no tiene horarios y siempre está pendiente de todo y de todos. Y qué memoria para tantos nombres. Gracias por ese agradecimiento a su tarea bien hecha, y gracias a ti por la tuya, lo que nos trasmites y todo ese entusiasmo con el que lo haces.

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  3. maravillosa crónica, esta escrita desde el corazón, se aprecia sabiduría, empata, y cariño en todas y cada una de sus palabras.

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  4. Es extraordinaria irradia una luz en su mirada que parece la madre de todas nosotras me encanta como ser humano y como profesional un abrazo para ti también M Tere sin la organización estaría todo perdido Marquesa Artales

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  5. Siempre es un placer Asunción de ir a tus clases y poder escucharte ,con ese entusiasmo que cuentas las cosas nos tienes a todos sin pestañear porqué así no perdemos detalle de todo lo que nos cuentas que siempre resulta tal Interesante

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  6. Gracias Asunción, por volver a retomar la lectura y descubrir lo importante que es en estos momentos de nuestras vidas. A mí me has transmitido ese amor por los libros.Gracias M Tere por el entusiasmo y cariño que pones en.todo lo que haces. Te estás dejando la vida por todos nosotros.

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  7. En algún momento cuando salí de tu clase, llegaba a casa y en mi humilde agenda que escribo algunas notas de vez en cuando, estás tú .
    Eres pequeñita de estatura, pero muy grande trasmitiendo sentimientos y amor por la literatura.
    Todos nos hemos quedado embelesados con tus clases y a mí particularmente se me hacían muy cortas.
    Gracias por esas enseñanzas tan bonitas.

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  8. Gracias por tu vocación, tu sabiduría, honestidad y sensibilidad. Es una esperanza para la humanidad que en épocas de zozobra perduren y se transmitan en el aula, esos valores que son imprescindibles en la enseñanza y por extensión en la sociedad.

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  9. ?? Maravillosas palabras para un reconocimiento a nuestra querida Mari Tere.
    Asunción, un placer poder haber asistido a tus magistrales clases.
    El primer día que asistí a tu clase me quedé entusiasmada con tu forma de contarnos historias y enseñarnos a leer.
    Gracias!!!

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  10. Haces una descripción real y fabulosa de una profesión q no tiene fin.
    Todos somos maestros y modelos de vida. Gracias por las enseñanzas q trasmitis, de modos diferentes y muy enriquecedoras.
    Todos tenemos necesidad de seguir aprendiendo para poder crecer.

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  11. Espectacular artículo. Fantástico reconocimiento a nuestra querida Mari Tere( alma de la Experiencia). Muchas gracias a las dos, cada una en su parcela. Asunción, magnífica exposición de una vocación que forja a los jóvenes y renueva nuestra ilusión por el saber a los mayores.

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  12. Tus clases son !!! Geniales!!! Y ese saber que llevas en tus venas lo has compartido con todos los que tenemos el placer de escucharte. Gracias

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  13. En realidad tengo poco que añadir, esas magníficas clases que imparte Doña Asunción (permitanme el merecido tratamiento), no son una clase más, su pasión en las explicaciones, su profundo conocimiento, su capacidad de transmisión, son algo más que una experiencia, se convierten en la necesidad de ahondar en las obras, en los autores, en los sentimientos que con su sabiduría y sensibilidad comunica.
    Muchas gracias Doña Asunción

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  14. Solamente agradecer a Asunción sus palabras llenas de profunda vocación,de amor a la tarea de educar,de de acompañar y escuchar activamente….Gracias MAESTRA….por continuar con esta preciosa labor en la Experiencia.

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  15. Muchas gracias a las dos, por vuestro entusiasmo en.vuestras respectivas tareas, un auténtico placer asistir a las clases de Asunción y otro no menos grande tener a Mari Tere siempre dispuesta a ayudar
    y estar ahí para nosotros.
    GRACIAS a las dos.

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  16. Qué buena eres escribiendo y me encanta que se lo dediques a Teresa. Es mi primer año con vosotras y me facilitó la asistencia a tus clase que me han sabido a poco . Deseando volver a disfrutar de tus conocimientos.

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  17. Aún existiendo tantas palabras para hacerlo, no se me ocurre otra mejor que GRACIAS de todo corazón por tu gran labor y tu dedicación a los veteranos.

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  18. Muchas gracias por saber transmitir tan bien los conocimientos de la literatura y sentir tu pasion por enseñar y por pensar que los alumnos de la experiencia seguimos aprendiendo

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    • Gracias Asunción, por tanto y por tantos días y clases en las que hemos vuelto a rememorar recuerdos de literatura y de vida, porque eres una persona que irradia luz y pasión por tu trabajo. Tus clases siempre invitan a leer, a experimentar y a vivir. Gracias por toda tu dedicación y cariño.

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  19. LIBRA ( alumna escritura Literaria)
    «Cuando la enseñanza toca la emoción, nace el verdadero
    aprendizaje. Gracias por guiarnos mas allá de las palabras».

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  20. Bonito relato escrito con el corazón, deseo asistir a tus clases por todo lo que transmites, sabiduría y profesionalidad y con esa pasión que hace que ame la lectura.Las dos sois maravillosas, la organización y control de M Tere, que hace posible que recibamos clases magistrales. Enhorabuena y gracias

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  21. Muchas gracias, Asunción, por los desvelos para con tus chicos “expertos”, por tu cariño, y por tus sapiencias que tan bien sabes transmitir. Muchas gracias, Mari Tere, por los mismos desvelo y cariño, y por la dedicación que tienes para con todos nosotros. Y muchas gracias a las dos, porque sabéis hacerlo de un modo natural, espontáneo, que nos hace sentir como si nosotros estuviéramos hechos de la misma sustancia. Un beso.

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  22. Muchas gracias, Asunción, por tus siempre tan acertadas palabras, impregnadas de esa impronta que te ha dado vivir entre maestros. Y gracias por dedicarlo a nuestra querida Mari Tere, a quien también agradezco sus desvelos y aciertos para llevar a cabo esta tarea. Os admiro y quiero.

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  23. Gracias a las dos por vuestra dedicación y profesionalidad,hacéis que el entusiasmo con el comenze esta nueva experencia persista,sus clases Asunción, se hacen muy cortinas,me estaría horas escuchándola,gracias de nuevo.

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  24. Asunción.Me han gustado muchísimo tus clases,han sido muy interesantes!!muchas gracias!!.
    Y a tí Maritere muchísimas gracias por tu dedicación y por estar siempre ahí.
    Un abrazo.

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  25. Asunción es una excelente maestra y persona, asistir a sus clases ha sido muy gratificante para mí, ya que he aprendido cosas muy interesantes gracias a su experiencia y sabiduría.
    Maritere, una directora espectacular, sin la que no habría sido posible todo esto, siempre atenta, ayudando y echándonos una mano en cualquier cosa que necesitemos.

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  26. Después de 42 años dedicado a la ensenanza como MAESTRO, he encontrado en las palabras de Asuncion recuerdos de esta tan bonita y vocacional profesion. En tus clases de la Universidad de la Experiencia, he aprendido, ahora como alumno, cómo perfeccionar la escritura literaria, cómo aprender a escribir algo de poesia, con lo que me costaba y me sigue costando. Tu vocacion no tiene limites y tus clases nos hacen crecer en sentimientos y sensaciones positivas. Y que decir de Mari Tere, otra gran Maestra en organizacion y saber estar. Nosotros somos como sus alumnos, nos lo da todo hecho y siempre planificando todo lo relacionado con el curso. A mi me admira su poder para organizar a profesores, aulas, horarios y todo tipo de informacion.
    MUCHAS GRACIAS, Asuncion y Mari Tere

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  27. Hola Asunción. Para mí eres la MAESTRA, que palabra tan bonita!! Tus clases, este artículo, todo lo transmites con tanto entusiasmo y cariño. Eres genial.
    Qué forma tan apropiada de transmitirnos tus conocimientos,
    de participar los alumnos.
    Gracias a M Tere por incluirte en el programa de la experiencia.
    Muchas gracias a las dos

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    • Mi querida profesora, Asuncion. Maestra de frases magnificas, palabras sublimes, que llegan al alma.
      No se como las encuentras y trasmites, Con esa emocion que estamos sin pestañear.
      Ha crecido tanto mi amor por la literatura, que la vivo intensamente.
      No encuentro palabras ni elogios, hacia ti.eres fenomenal.
      Un abrazo y gracias tambien a M Tere, por su dedicacion.

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  28. Mari Tere, representas la escucha, la comprensión, la entrega, la eficacia, la humanidad. Nos facilitas profesores que son un encanto por el trato que nos dispensan y la calidad de sus clases.
    Asunción? una delicia por la emoción que muestra y por la que nos provoca.
    Mi estima a esta familia de la Universidad de la Experiencia.

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