Que haya pesimismo y desconfianza consecuencia de la situación en que estamos de escándalos, desvergüenzas y griterío, no significa que lo que sucede sea irreversible y lo que se avecina un desastre inevitable. Capacidades y energías hay suficientes para librarse del desánimo y bastantes razones para vivir esperanzados. Corruptos hay, pero no tan poderosos que amedrenten y dobleguen a la mayoría honrada.
Es difícil construir habiendo confrontaciones, animadversión y malos modos. Mejor resolver en colaboración, desechadas discrepancias, antagonismos y enredos. No es bueno ponerse en manos de los que alientan la frustración, incitan al recelo y anuncian calamidades. Es más sensato conducirse de acuerdo con quienes fundamentan lo que refieren, dan ejemplo con su comportamiento y hacen porque se actúe contra los delincuentes. Y, sobre todo, sabiendo que la solución no es la descalificación mutua, ni soliviantar a la gente corriente con discursos furiosos.
Que haya partidos políticos salpicados por la corrupción y aprovechados enriqueciéndose ilícitamente no significa que el sistema esté podrido, las instituciones carcomidas y generalizada la rapacidad. A millares hay servidores públicos leales, justos y sinceros. Merece la pena vivir con un punto de confianza en que se impondrá la cordura, habrá reconciliaciones y no se mirará para otro lado cuando se evidencien cinismos y corruptelas. Por lo demás, probable es que, otra vez, la corrupción motive el cambio de ciclo político. Viejo mundo este, al que toca renovar con ilusión, imaginación y lo que le quepa de utopía.
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor
Aliseda, una puta coja (2018)
Lluvia de cenizas (2021)
Puesto a recobrar el aliento (2023)
Sombras en el jardín (2024)
1 comentario en «Un punto de confianza»
Entiendo de este artículo de que en democracia se vota cada 4 años.
Nos corresponde a los votantes poner en una balanza valorar lo positivo y lo negativo.
Tomar una decisión de a quien votar en función de su manera de actuar.
En este intervalo la ley preserva el vivir de cada día y hace cumplir las leyes.
Hacer ruido y forzar los plazos por medio de comportamientos incívicos y de odio con insultos y bulos los descalifica y hace desconfiar de darle el poder