Lejos, muy lejos queda el fin de semana del 7-8 de marzo de 2020, fecha en la que el fútbol salmantino disputó sus últimos partidos en Segunda B, en un parón de dos semanas, que se convirtieron en… 7 meses y 10 días.
Entonces, Jabi Luaces se sentaba en el banquillo de Unionistas CF, que derrotó con claridad (4-0) a Osasuna B en Las Pistas.
El CD Guijuelo comandado entonces por el bejarano Ángel Sánchez empató a cero goles contra el Tudelano en su estadio; y el Salamanca CF, dirigido desde el banquillo por el ahora director general Rafa Dueñas, se llevó un punto de su visita al Izarra (1-1).
Han pasado 223 días desde ese momento, demasiado tiempo y muchos cambios en nuestras vidas, y el fútbol no es una excepción. La Segunda B va a desaparecer después de muchos años con una reestructuración que dará paso a tres nuevas categorías: 1ª, 2ª y 3ª División RFEF, con el fin de hacer que el fútbol amateur se convierta en más profesional; veremos cómo sale el invento de Rubiales.
Lo que sí hay es una cosa clara: no somos los mismos. No lo es Unionistas CF, tampoco el Guijuelo y mucho menos el Salamanca CF, aunque todo tiene un denominador común, que no es otro que el balón; y eso, pase lo que pase, nunca cambia.
Hernán Pérez llegó a Unionistas de la mano de Diego Hernansanz en un claro cambio de rumbo del club salmantino, con una plantilla muy renovada. Y el inicio deportivo no ha podido ser mejor, refrendando las buenas sensaciones de la pretemporada.
Líder por primera vez en su corta historia en Segunda B después de derrotar con claridad y contundencia al recién ascendido SD Compostela, que no pudo desarrollar su juego posicional y con buen trato del balón propuesto por Yago Iglesias por el Reina Sofía, y porque Unionistas no se lo permitió.
Salió Hernán Pérez con un esquema que más se parecía a un 4-4-2 que al 4-2-3-1 habitual, con un Carlos de la Nava que inició muy pegado a Aythami arriba, aunque con modificaciones a lo largo del choque, con el fin de parecerse más a lo que busca el estilo del entrenador asturiano. A priori, el centro del campo genera poca confianza, pero si bien Rey estuvo más impreciso, Acosta se empleó en el plan defensivo para dar equilibrio al equipo.
Marín, Josué, Pepe Carmona y Javi Navas son argumentos por banda muy interesantes en Unionistas, a los que hay que sumar, a un invitado de lujo; Manu Viana. El jugador tuvo 45 minutos para demostrar velocidad, desborde, descaro y, aunque no estuvo acertada, también gol. Un gol que apreció con Jon Rojo, el lateral izquierdo del equipo, quien pisó área en segunda línea para remachar el centro del otro lateral del equipo; sin duda, un equipo profundo y con intención de dominar.
Igual que Carlos de la Nava, quien no se prodiga mucho en goles tras saque de esquina, pero que ha demostrado que, además de tener ‘canela fina’ en los pies, también usa la cabeza para micho más que para pensar antes que su rival. 2-0 y liderato, imposible más por menos.
El Guijuelo, sensación agridulce
La era Montes comenzó en el CD Guijuelo, con Jacobo y Marcos, que no pudieron debutar con buen pie en su estreno liguero ante su ex equipo, el Celta de Vigo B.
Mala, muy mala primera parte (40 minutos) de los ‘verdes’, que firmaron los peores momentos del equipo, condicionado por el rival, quizá por los nervios o porque falta tiempo, ese bien tan preciado que no da el fútbol.
Llamó (y mucho) la atención la ausencia de Cristóbal en el once titular (explicada por Jacobo Montes) fijo durante toda la pretemporada, para jugar entre líneas o junto a Carlos Rubén, faros ofensivos del equipo. En la segunda mitad, con Cristóbal Gil en el campo, el partido fue otro bien distinto, al igual que con Zamorano en uno de los costados.
4-2-3-1 que se podrá transformar en muchas ocasiones en un 4-4-2 cuando el andaluz Antonio Pino esté en condiciones óptimas de poder jugar 90 minutos, después de haberse perdido casi toda la pretemporada. Y es que, el máximo goleador de la historia del CD Guijuelo en Segunda B (38 goles) deber ser el jugador diferencial del equipo junto a Lolo Plá en ataque, porque en esta extraña temporada, cada tanto valdrá su peso en oro.
Resaltar también el trabajo de Carlos Molina bajo palos, rindiendo desde el minuto 0 a gran nivel, gracias a su trabajo y a estar en las mejores manos: la de Xavi Álvarez. Igual que el capitán Jonathan Martín, quien a sus 39 años ejerce de líder en el terreno de juego, sorprendiendo a propios y extraños.
Cruel final en Riazor para el Salamanca
Por último, el Salamanca CF de Sergio Egea presentaba muchas dudas por lo visto en pretemporada, con un rendimiento lejos de lo esperado; pero, cuando hay puntos en juego, la cosa cambia. Y estrenarse en un campo, otrora de Primera y Champions como Riazor, es otra historia.
El técnico argentino planteó un 3-5-2 o 5-3-2 (como quieran llamarlo) con Leo, Kristian y Delorenzi como tres centrales y un centro del campo poblado con Molina, Llorente y Telles y Ernest y Uxío en punta. Poca vertiente ofensiva, pero un equipo bien resguardado atrás y con capacidad para tener el balón ante el favorito de la categoría para subir a Segunda División.
Con el gol en contra, el Salamanca no se amilanó y logró el empate en su segundo tiro a portería, con un gran lanzamiento de Candelas por encima de Abad. Encajó el primer tanto en un error, al igual que el segundo, en la última jugada del partido (minuto 96), cuando hay que dormir el partido y no cometer ese tipo de fallos, menos aún en un campo como Riazor, para tener el final más cruel.
El fútbol volvió a Salamanca, motivo de satisfacción, pero nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, que dijo Neruda. Ni parecidos.