El desarrollo cuantitativo y cualitativo de la asistencia sanitaria pública en España facilitó que los profesionales sanitarios se incorporaran al mismo motivados por trabajar un sistema público en desarrollo, que les ofrecía la posibilidad de participar en los avances diagnósticos y terapéuticos de la medicina. Dentro del sistema había dos grupos de profesionales: uno mayoritario con dedicación exclusiva al sistema público y otro, más minoritario, que compatibilizaba la actividad pública y la privada. Entre los primeros existía un amplio número, fuertemente ideologizado, identificados con la idea de una asistencia sanitaria pública, gratuita y universal de calidad.
Unos y otros han afrontado numerosas crisis del sistema manteniendo la calidad de la asistencia a pesar de los recortes que imponían los sucesivos gobiernos en determinados momentos. Los profesionales más identificados con el sistema público mantuvieron su dedicación exclusiva al mismo y asumieron un deterioro importante de sus salarios y de sus derechos profesionales por entender que contribuían al mantenimiento de un sistema sanitario con el que se identificaban.
El deterioro de sus condiciones laborales fue posible por una completa fragmentación de los médicos que nunca dispusieron de mecanismos efectivos de defensa que si tenían otros trabajadores. Los autollamados ‘sindicatos de clase’ nunca mostraron interés por defender a los profesionales sanitarios, a los que consideraban privilegiados, y no lograron penetrar dentro del colectivo médico ni de enfermería. Por otra parte, los denominados ‘sindicatos profesionales’ tampoco lograron nunca una afiliación importante, posiblemente porque siempre fueron a remolque de la administración sanitaria, aunque si supieron canalizar muchas de las reivindicaciones.
Durante muchos años las distintas administraciones, conscientes de la gran división de los profesionales, aprovecharon para llevar al límite la explotación laboral provocando cierta desmoralización y fuga de profesionales. Ahora, de repente, se caen del guindo y se rasgan las vestiduras al grito unísono de ¡no hay médicos! pretendiendo echar balones fuera para distraer a la población y eludir su responsabilidad durante todos los años que han gestionado el sistema como si fuera una empresa cualquiera del mundo laboral, algo que obviamente no es.
Se equivocan políticos y gestores si creen que la vocación y motivación de los profesionales les va a seguir funcionando para mantener las condiciones actuales del ejercicio profesional. Se equivoca la población si creen que los médicos van a seguir aguantando los abusos en nombre de supuestos derechos que se resumen en la tan manida frase de “para eso pago”. Se equivocan quienes agreden a los profesionales por deficiencias del propio sistema ajenas a las competencias y posibilidades de médicos y enfermería.
Los médicos que defendían el sistema en base a su ideología se han jubilado o se están jubilando y esa identificación con el sistema a cualquier precio ya no existe entre los nuevos profesionales. Han convertido la asistencia sanitaria en un mercado en el que controlando la oferta creían controlar los “recursos humanos”, pero desaparecida la motivación ideológica que les ataba al sistema, la asistencia ha pasado a ser un mercado global donde los incentivos económicos y profesionales son cada vez más disruptivos, un mercado en el que nuestro profesionales está muy bien posicionados por su excelente formación, a lo que se une el hecho de que dominan idiomas y no tienen ningún inconveniente en ir allí donde “el mercado” les valora mejor, y obviamente, se van cada vez en mayor medida. En 2023 un total de 500 facultativos se dieron de baja en la colegiación tras solicitar el certificado de idoneidad profesional que les permite trabajar fuera de España, un 40% más que el año anterior. Esta tendencia crece imparable desde hace varios años.
El sueldo medio de un médico español oscila entre 35.300 y 54.200 euros brutos anuales, una cifra muy inferior a lo que cobran de media en Francia (180.000 €), Reino Unido (214.537 €) o Irlanda (170.000 €), pero no solo es cuestión de sueldo, también las condiciones de trabajo y la consideración que se les tiene son motivos por los que emigran.
Aproximadamente siete mil sanitarios españoles trabajan en el Reino Unido actualmente y un número superior lo hacen en Francia, Irlanda, Alemania, Suecia y Noruega. Si a los gestores sanitarios españoles les faltan médicos y enfermeras ya saben dónde tienen que ir a buscarlos, eso sí, con una oferta profesional capaz de competir con la que allí disfrutan.
Por eso, es el momento en el que políticos y gestores deben asumir el cambio de paradigma. La existencia de ese amplio mercado con el que tienen que competir, les va a obligar a tenerlo en cuenta no solo en la planificación de recursos, sino también en el desarrollo de una carrera profesional capaz de retener y estimular el talento. Posiblemente entre las primeras medidas del nuevo gobierno laborista inglés estará el incremento de las retribuciones y la mejora de las condiciones laborales del National Health Service y, previsiblemente, lo mismo sucederá en Francia si se forma un gobierno de izquierdas, por lo que se convertirán aún más en un polo de atracción para nuestros profesionales.
Si los políticos y gestores del Sistema Nacional de Salud no modifican su actitud se enfrentan a una perspectiva doble: continuar observando como otros países europeos se llevan a nuestros profesionales excelentemente formados en las universidades, centros de salud y hospitales españoles y tapar el descosido atrayendo a España a profesionales de otros países, especialmente de Latinoamérica, que los necesitan incluso más que nosotros, lo cual, además de éticamente reprobable, no será una solución sostenible y contribuirá al deterioro de la calidad asistencial en España.
Por. Miguel Barrueco, médico y profesor universitario
@BarruecoMiguel
4 comentarios en «El mercado de los profesionales sanitarios»
Bueno pues a parte de las condiciones económicas y laborales que ofrecen otros países todavía podemos sumar que hay países que te puedes jubilar cinco años antes que en España con esas condiciones muy pocos médicos o enfermeros van a quedar en España cuando encima se van a jubilar con un sueldo mucho mayor que lo que van a recibir y jubilarse en España pocos médicos vamos a tener que se puedan quedar en España
O sea, que estamos vendiendo duros a tres pesetas. Formamos, con dinero público, excelentes profesionales que van a ir a rendir a otras latitudes; y los sustituimos por profesionales locales que no tienen acreditada la formación requerida o por otros profesionales foráneos que también son necesarios en su país de origen.
Y nuestro gestores se consideran inteligentes y eficaces y eficientes. ¿No hay algún organismo estatal que pueda valorar la ineptitud de estos malos gestores?. Como, a veces, hace la CNMV cuando alguna empresa quiere vender gato por liebre.
Solo un matiz Miguel Barrueco, en mi opinión creo que ya no hay gestores sanitarios, sino políticos gestores que no hacen otra cosa que mirar su propio ombligo y entorpecer la verdadera gestion.
Que razón tienes cuando dices que los que defendían o defendiamos la sanidad publica se han jubilado o se están jubilando. Cuantas veces intentamos demostrar con datos lo que le esperaba a nuestra sanidad pública?.Pues aquí lo tenemos y el problema es que no tiene visos de cambiar, al contrario.