A todos no ocurre tener que aguantar a quienes hablan a gritos por el móvil, ponen la radio a todo volumen o vecinos que celebran su cumpleaños con petardos. Si osas pedirles silencio, de malos modos te aconsejan te pongas tapones en los oídos o te vayas a vivir al campo. Remedio hay que buscar, entretanto, hacer porque se ponga en valor el respeto a los demás y el comportamiento sea civilizado.
Falta educación y sobran ruidos de los que no dejan escuchar, pensar y vivir en paz. Estridencias con alboroto de discordantes del bien estar y tristes ejemplos de chillones sin razón. Difícil huir de un maltrato que por el día te deja como desnudo ante los abusos y de noche con mal dormir. Realidad contra la que de momento no cabe ningún recurso, a pesar que haya mayoría que gusta del hablar tranquilo y se favorezca la convivencia.
Siendo que la rueda más estropeada del carro es la que hace más ruido, no nos queda otra que hacer el esfuerzo de arreglarla y, a la vez, tratar de convencer a los de la bulla que lo que se rompe primero es lo que produce más ruido, y siendo la inteligencia un bien de todos, decirles por ver si lo entienden y se corrigen, lo que dejó escrito Alfonso X, el sabio: “los cántaros, cuanto más vacíos, más ruido hacen”.
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor
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