Opinión

Tierras de castigo

Un mirador del Duero en Las Arribes. (Ical/Arranz)

La Raya que separa -o une- Salamanca y Portugal es “territorio de castigo”, es una tierra poco o nada considerada y que parece condenada al olvido.

Tenemos un gran superávit en producción hidroeléctrica, –generamos mucha más energía de la que consumimos– y la exportamos para que se desarrollen comunidades como Madrid o Euskadi. Aun así, pretender llenar nuestro territorio de parques eólicos y solares, –no como parte de un plan justo de transición energética– sino como mera colonización energética, una producción que aquí deja poco o no deja nada, los beneficios económicos que genera van a Madrid y Bilbao, pero el impacto paisajístico, medioambiental y social se queda aquí.

Y mientras se habla de sostenibilidad, se permite la proliferación de macrogranjas que contaminan nuestros acuíferos y suelos. De sus residuos surgen ahora fábricas de biogás, una aparente solución que no hace sino perpetuar un modelo de explotación ganadera intensivo y agresivo, ajeno al modelo tradicional de ganadería extensiva existente en Salamanca.

Este modelo extractivo no se limita al sector primario. También se castiga a la gente que aún resiste en estos pueblos con decisiones que los aíslan más. Se suprimen frecuencias ferroviarias, se paraliza la electrificación de la línea que une Salamanca con Portugal. Se entierra la reapertura de la Ruta de la Plata, que permitiría conectar el oeste peninsular de norte a sur, desde Gijón hasta Sevilla, pasando por Zamora, Salamanca y Cáceres. El estado y mantenimiento de las autovías deja mucho que desear.

Con el régimen autonómico se sustituyó el centralismo de Madrid por el centralismo de Valladolid. El oeste de la comunidad -León, Zamora y Salamanca- y otras zonas periféricas como Soria apenas cuenta en la toma de decisiones. Castilla y León es una comunidad desequilibrada, donde las inversiones, los servicios y las prioridades se dirigen hacia el eje del Duero medio, mientras los territorios periféricos y fronterizos se vacían y olvidan.

La comparación entre inversiones también alcanza al ámbito universitario. El trato dado a Salamanca por el Gobierno de España como referente mundial en la enseñanza del español es discriminatorio respecto de otras comunidades con mucho menor peso específico al respecto, por ejemplo, La Rioja. Lo mismo sucede en otras áreas de inversión que son esenciales para el desarrollo. No se ha adjudicado a Salamanca ninguna de las agencias gubernamentales que se han anunciado como parte del proceso de descentralización a pesar de haberse solicitado varias de ellas. La última aún pendiente de adjudicar es la Agencia de Salud Pública.

A nivel autonómico sucede otro tanto en numerosos aspectos. Sirva como ejemplo que mientras la Universidad de Valladolid ha recibido en las últimas décadas un trato preferente en infraestructuras, titulaciones y financiación, la Universidad de Salamanca -referente histórico y cultural no solo de la comunidad, sino del país- ha visto cómo muchas de sus demandas eran ignoradas o diluidas. Según el informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo la Universidad de Valladolid en 2024 recibió de la JCYL una financiación de aproximadamente 7.717 € por alumno, por encima de la media regional de 6.849 La de Salamanca alrededor de 6.193 € por alumno. El desequilibrio no es casual: es estructural y sostenido.

En la Edad Media, las «tierras de castigo» eran las zonas de frontera sometidas a asaltos, saqueos y violencia constante. Eran territorios desprotegidos y expuestos, donde el poder central enviaba colonos, pero no soluciones. Hoy, en pleno siglo XXI, parece que poco ha cambiado: seguimos siendo una tierra de castigo, esta vez bajo formas más sutiles, pero igualmente lesivas. «¿Usque quo

Miguel Barrueco, médico y profesor universitario

@BarruecoMiguel

3 comentarios en «Tierras de castigo»

  1. El señuelo con el que la derecha mediática y política de Salamanca ha disfrazado tradicionalmente su incompetencia y su incapacidad para abordar cualquier problema, consiste en culpar a otros territorios de todos nuestros males. Siempre funciona y les permite salir indemnes de cualquier proceso electoral. Y siempre funciona, porque abundan los tontos útiles que desde perspectivas supuestamente progresistas han sucumbido a esa estrategia. Un recién llegado no tiene por qué saber que aquí hemos tenido ministros como Caldera, circos como el Plan del Oeste -del que sólo una provincia sacó provecho- y presidentes salmantinos en el gobierno regional haciendo NADA. Pero oiga, menos mal que nos quedan las comparativas con Valladolid como recurso. Gracias, Sr. Barrueco por contribuIr a poner el foco donde realmente está el problema, no vaya a ser que la gente acabe pidiendo cuentas a Mañueco, a Sánchez o al Rey.

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  2. Hay movimientos en el Oeste Peninsular, que están impulsando la recuperación del ferrocarril Ruta de la Plata.

    Esta infraestructura cambiará el futuro de todos los territorios del Oeste.

    El movimiento cada día tiene más fuerza y está uniendo al Oeste. Hasta hace poco tiempo cada uno iba por su lado y así nos ha ido.

    Portavoz Corredor Oeste Ruta de la Plata

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  3. Comunidad Autónoma Fallida, cada vez pienso que es más necesario cambiar y unirnos a León y Zamora,a Valladolid no le interesamos una m. y así que habrá que buscar otros caminos.

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