Con la incorporación de las redes sociales al discurrir cotidiano se ha reducido la vida social y han disminuido las conversaciones. Se prefiere, el sumergirse en las profundidades del móvil, Pc o Smart TV, a la interrelación personal. La tecnología nos conecta con lo lejano, pero nos aísla de lo cercano. ¡Con lo agradable que es conversar con los amigos y lo bueno que es escuchar y ser escuchado!
Las relaciones personales con propios y extraños alientan la convivencia y producen bienestar emocional. Manifestar abiertamente disposición y ánimo en conectar con quienes conversar estimula la atención y la satisfacción. Una buena conversación nos hace sentir atendidos, adquirir nuevos conocimientos, aflore nuestra creatividad y propicie la buena relación con los que hablamos.
La necesidad compulsiva de conectarse a las redes sociales motiva trastornos de comportamientos, debilita la comprensión y hace que vivamos por debajo de nuestras posibilidades. Recuperar la costumbre de las conversaciones francas y entrañables hace sentirse a gusto y que nos aumente la autoestima. Bueno es conversar. Reduce el estrés, mejora la generación de ideas, estimula la memoria y refuerza el conocimiento para la toma de decisiones.
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor
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